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sábado. 07.06.2025
LIBROS

'El libro de los ojos abiertos', de Aldo Linares: cuando lo invisible se hace cercano

Aldo Linares invita a mirar lo invisible con sensibilidad, honestidad y una poética del misterio.
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Pablo D. Santonja | @datosantonja

Hay libros que entretienen, libros que enseñan, y luego están los que abren puertas. El libro de los ojos abiertos de Aldo Linares pertenece a esa última categoría. No se trata solo de una lectura, sino de una experiencia que nos invita a afinar la percepción, a reconfigurar nuestras certezas y a reencontrarnos con lo que, aun sin poder nombrar, sentimos que forma parte de la realidad.

Aldo Linares —sensitivo, investigador del misterio, integrante del legendario Grupo Hepta y rostro habitual de Cuarto Milenio— vuelve con una obra que, si bien es continuación espiritual de su anterior libro Cuando lo sugerente se hace evidente, da un paso más allá. Aquí, lo misterioso ya no es sólo sugerido: se convierte en materia viva, en relato directo, en emoción compartida. Linares no escribe desde la distancia del experto, sino desde la piel del que siente, del que duda, del que se atreve a mirar más allá.

El libro de los ojos abiertos es una obra que desafía la lógica lineal. No es un ensayo académico ni una novela de ficción. Es un mapa emocional que el autor traza desde sus propias vivencias, en las que se entrecruzan lo paranormal, lo poético y lo profundamente humano.

A través de siete capítulos principales y un buen número de textos breves que actúan como fragmentos de conciencia, Linares nos lleva por escenarios en los que lo cotidiano se transforma en enigma: hospitales donde se manifiestan presencias inexplicables, castillos donde el tiempo parece doblarse sobre sí mismo, salas vacías que esconden recuerdos que no son del todo suyos —o quizá sí lo son, pero de otra vida.

En cada episodio, el autor no solo narra lo vivido, sino que comparte sus sensaciones más íntimas: el miedo sereno, la fascinación, la duda, la compasión. No pretende demostrar nada. Simplemente nos invita a acompañarlo, a asomarnos con él al abismo de lo inexpresable.

En un mundo lleno de explicadores y expertos, El libro de los ojos abiertos se atreve a reivindicar el poder de la pregunta. Linares no viene a contarnos "lo que hay". Viene a compartir lo que siente que hay. Y ese matiz lo cambia todo.

Como bien señala Javier Pérez Campos en el prólogo, vivimos en una época que ha intentado borrar la maravilla. Todo tiene una causa científica, todo debe poder medirse, reproducirse, explicarse. Y lo que no encaja en ese esquema, simplemente se desecha. Pero ¿y si nos estuviéramos perdiendo algo esencial?

Este libro, en ese sentido, es casi un acto de resistencia. Una llamada a recuperar el asombro, a reconciliarnos con la poesía de lo desconocido. A comprender que lo subjetivo también tiene valor, que las emociones, las sensaciones, los silencios, dicen tanto o más que los datos.

Lo más sorprendente del recorrido que plantea Aldo Linares es que, pese a su naturaleza espiritual y misteriosa, no se apoya en creencias ciegas. Todo lo contrario. Linares se somete incluso a estudios neurológicos que descartan patologías o invenciones, revelando que sus percepciones son procesadas como estímulos reales. Esto no convierte su experiencia en “prueba científica” en el sentido estricto, pero sí apunta a algo esencial: lo que él vive es real para él, y lo procesa con la misma estructura mental que usamos para interpretar cualquier vivencia auténtica.

Así, su propuesta es la de un ser humano que ha desarrollado una sensibilidad aguda hacia lo que no se ve, y que la pone sobre la mesa con humildad, honestidad y apertura.

Hay momentos en el libro en los que el lenguaje parece quedarse corto. Linares lo reconoce: hay cosas que simplemente no se pueden decir. Que se sienten, que se intuyen, que se viven... pero no se explican. En ese equilibrio entre lo que se dice y lo que se sugiere, el autor construye una narrativa evocadora. La forma importa tanto como el contenido. Sus textos son delicados, introspectivos, poéticos. No buscan impresionar, sino tocar algo profundo. Y lo consiguen.

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El libro de los ojos abiertos no trata solo de fantasmas, presencias o energías. Trata, sobre todo, de nosotros. De cómo percibimos el mundo, de cómo nos relacionamos con lo que no entendemos, de qué sentimos cuando algo nos saca de la rutina mental que usamos para navegar la vida.

Linares nos pregunta —sin imponer— si acaso nuestra atención, nuestra energía, nuestra percepción, podrían ser capaces de captar realidades más sutiles. Nos invita a mirar sin prejuicios, a prestar atención a esos "flecos" de lo real que se escapan de lo evidente. Y en ese gesto, nos recuerda algo esencial: que mirar no es lo mismo que ver.

Este no es un libro para devorar en un par de tardes. Es un libro que pide pausas, relecturas. Que se disfruta más cuanto más dispuesto está el lector a dejarse llevar.

El libro de los ojos abiertos es, al final, una obra profundamente humana. Porque el misterio, más allá de su apariencia fantástica, es también una parte de nuestra propia búsqueda de sentido. Y Aldo Linares, con su sensibilidad extraordinaria, su respeto por lo invisible y su honestidad sin adornos, se convierte en un guía delicado hacia esa parte del camino que todos intuimos, pero pocos se atreven a recorrer.

'El libro de los ojos abiertos', de Aldo Linares: cuando lo invisible se hace cercano