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Gabriel Baldrich nació en Pla de Santa María (Tarragona) en el año 1814. Liberal de siempre, en 1833 ingresó en la Milicia Nacional, y estuvo en la Guerra Carlista. Al terminar, en 1843 alcanzaría el grado de teniente coronel de infantería, y diez años entraría a servir en el Ministerio de la Guerra. Nunca dejó su vinculación con su tierra, ya que fue un reputado “casteller”. Llegó a ser amigo del militar catalán más importante del siglo XIX, Prim, convirtiéndose en su hombre de confianza en Cataluña, apoyándole, además, en el pronunciamiento que lideró en Villarejo de Salvanés en 1866, en plena crisis final del reinado de Isabel II.
En esa misma línea contra Isabel II, nuestro protagonista se pronunció el 15 de agosto de 1867, siendo comandante general de Barcelona en el Camp de Tarragona. Consiguió reunir a dos mil hombres, pero no fueron suficientes. Después estaría en la Sexenio Democrático fue diputado por el Partido Progresista, el de Prim, por Manresa (elecciones de 1869). Después sería nombrado capitán general de Puerto Rico, para pasar a finales de 1872 a ser capitán general de Cataluña. El 28 de septiembre de 1874, en la Primera República, sería nombrado capitán general del distrito de Andalucía. Por otras fuentes, sabemos que también fue senador, director general de Sanidad Militar, y obtuvo distintas condecoraciones.

Se inició en masonería, pero no parece que alcanzara muchos puestos de responsabilidad. En todo caso, en el Diccionario Enciclopédico de la Masonería, escrito y ordenado por Lorenzo Frau Abrines; y publicado bajo de dirección de Rosendo Arderiu (La Habana, 1883), se nos cuenta que, a pesar de eso que afirmamos, y de que no estuvo en las “eternas contiendas de estos cuerpos” (Grandes Orientes), fue un masón muy activo y convencido de la “bondad de la Institución”, y hombre práctico, que prefirió ser una especie “soldado de fila” en el seno de las logias simbólicas, es decir, no significarse, algo que contrasta con su perfil más activo en la vida profana. En 1868 estuvo en la fundación de la Logia “Fraternidad”, y que, al parecer, progresó de forma evidente, porque nuestra fuente afirma que al año de su instalación llegó a contar con más de trescientos activos. También fundaría otras logias en Cataluña, y en una de ellas sería nombrado venerable maestro. Eran los tiempos del auge masónico en España.
Murió en 1885 en Madrid.