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Vicente I. Sánchez | @Snchez1Godotx
Rozalén podrá gustar más o menos, pero lo que resulta indiscutible es que su música rebosa sentimiento y autenticidad, cualidades cada vez menos frecuentes en la escena musical actual. Ese espíritu de libertad y honestidad artística fue, precisamente, el gran protagonista del segundo concierto que la artista manchega ofreció en el festival Noches del Botánico.
Rozalén, reconocida hace unos días por la Academia de la Música como mejor artista del año, salió puntual al escenario en una de esas tórridas noches madrileñas en las que solo la buena música es capaz de refrescar el ambiente. Como es habitual, estuvo acompañada de su amiga y alter ego, la intérprete de lengua de signos Beatriz Romero, con quien forma una de esas parejas artísticas que funcionan por pura complicidad y pasión. La velada arrancó con “Lo tengo claro” y “Sácame la pena”, dos temas potentes de su último disco El abrazo (2024), que está presentando en su gira actual.
Pocos artistas del panorama español vuelan con tanta libertad como lo hace Rozalén
Aunque su nuevo trabajo tuvo un papel destacado en el repertorio, María de los Ángeles Rozalén Ortuño —simplemente Rozalén— no dudó en hacer un recorrido por su carrera, interpretando muchas de las canciones que la han hecho famosa, como “Será mejor” o “Agarrarte a la vida”.
A lo largo del concierto, la artista de 38 años rindió homenaje a la vida, a su padre y a sus raíces, con un repertorio lleno de ternura y optimismo. Si algo quedó claro es que Rozalén canta con los sentimientos a flor de piel, en una auténtica montaña rusa emocional que no se esconde en ningún momento. Confesó al público que en pocos días cumpliría 39 años, provocando que este le cantara el cumpleaños feliz con entusiasmo. También expresó su alegría por actuar en Madrid, una ciudad que —según dijo— adora y con la que se siente muy conectada y en la que lleva años viviendo. “Quiero celebrar la alegría en estos tiempos tan raros”, comentó emocionada.
No faltaron los momentos emotivos, como el recuerdo a su padre fallecido o la interpretación de “Entonces”, una hermosa canción que rememora su infancia en Letur, el pueblo albaceteño del que siempre presume con orgullo. Sin embargo, los momentos más aclamados de la noche fueron las dos sorpresas que reservó para el público: la primera, una colaboración con Pedro Pastor en “Los olvidados”, y la segunda, con El Kanka en “Volar”, un auténtico temazo que encendió los ánimos del auditorio.
Fue una noche intensa de música y corazón, en la que Rozalén se sintió arropada por su público. No faltaron sus grandes éxitos, ni momentos memorables como cuando bajó del escenario para cantar “La Puerta Violeta” junto a una niña del público, o ya en la recta final, cuando interpretó “Girasoles”, que convirtió el festival en un gran karaoke colectivo.
La fiesta terminó por todo lo alto, con Rozalén y todo su equipo desatados bajo la euforia de “Flying Free”, un tema que, aunque sorprenda, tiene más conexión con ella de lo que podría pensarse. Porque pocos artistas del panorama español vuelan con tanta libertad como lo hace Rozalén.
