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Joan Segovia | @JoanRohan

La etapa Beyond del trepamuros arranca con una propuesta que busca replantear la figura de Spiderman desde un enfoque contemporáneo. Ben Reilly vuelve a ocupar el centro del escenario, ahora como el nuevo Spiderman respaldado por la corporación Beyond. Panini recopila esta saga en una edición accesible y cómoda de leer, que permite seguir su desarrollo con continuidad. Los tres primeros volúmenes presentan una narrativa con altibajos, pero también con propuestas interesantes que justifican el seguimiento de esta etapa.
El primer tomo, El regreso de Ben Reilly, presenta las bases del nuevo statu quo: Beyond ha adquirido legalmente los derechos del nombre Spiderman, y Ben se convierte en su representante. Este cambio plantea una serie de dilemas éticos y personales que afectan directamente al protagonista, sin dejar de lado el componente de acción habitual. La estructura coral de autores (Zeb Wells, Kelly Thompson, Saladin Ahmed) y artistas (Patrick Gleason, Sara Pichelli) permite abordar distintos matices del personaje, pero también introduce una cierta fragmentación tonal. La narrativa apuesta por la velocidad, con misiones breves, enfrentamientos directos y un Ben que intenta responder con eficacia a una nueva vida que no termina de controlar del todo.
Uno de los puntos fuertes del tomo es cómo se representa la tensión entre el ideal heroico clásico y la lógica corporativa de Beyond. La empresa ofrece a Ben todos los recursos que Peter nunca tuvo, pero también impone protocolos, contratos y una supervisión constante. La figura de Marcus, supervisor de campo de Beyond, sirve como recordatorio de que Ben trabaja para una estructura que no necesariamente comparte sus valores. El tomo se esfuerza por mostrar ese contraste sin cargarlo de cinismo, y plantea preguntas interesantes sobre el precio de la eficacia en tiempos modernos.

En el segundo volumen, ¡Tú no eres Spiderman!, la historia se expande con la aparición del Doctor Octopus, que vuelve al conflicto al descubrir la relación de Beyond con la antigua Parker Industries. Este arco introduce una amenaza más reconocible para el lector clásico y permite ver a Ben enfrentando no solo a enemigos físicos, sino a los fantasmas del legado de Peter. El cruce con Miles Morales, breve, pero significativo, ofrece un diálogo interesante entre dos versiones del héroe que no buscan reemplazar a nadie, sino sostener el símbolo desde perspectivas distintas.
Este segundo tomo también se destaca por incluir un número especial que se centra en el estado mental de Peter Parker durante su recuperación hospitalaria. El número apuesta por un tono más psicológico, entre sueños, alucinaciones y fragmentos de memoria, y permite recuperar el punto de vista del Peter original sin restarle espacio a Ben. La variedad de dibujantes y estilos continúa siendo una constante, con resultados visuales irregulares pero en general funcionales. La progresión narrativa mantiene el interés gracias a la agilidad del ritmo, aunque algunas resoluciones pecan de apresuradas.

El tercer tomo, La Duende Reina, se adentra más en los efectos emocionales del nuevo rol de Ben. La aparición de la Duende Reina introduce un nuevo nivel de amenaza que no solo es física, sino también simbólica: la figura del duende como adversario clásico del universo Spiderman se reinventa aquí para acentuar la fragilidad emocional del protagonista. A medida que Ben comienza a dudar de sus recuerdos y de su identidad, la historia se torna más inestable y tensa, reflejando la presión que Beyond ejerce sobre él. Este giro permite que la etapa explore no solo la acción sino también las consecuencias psicológicas del trabajo heroico bajo vigilancia.
Dentro del mismo volumen, destaca el especial protagonizado por Mary Jane y la Gata Negra, que funciona como contrapunto ligero y bien caracterizado. El número combina acción, complicidad y diálogos efectivos, y aunque no afecta directamente la trama central, añade profundidad a personajes que orbitan alrededor de Peter. En cambio, el cruce con el evento El Reinado del Diablo y el número dedicado al nuevo Avispón se perciben como añadidos que rompen el ritmo de la narrativa principal. Aunque pueden tener valor para lectores completistas del universo Marvel, su integración en esta etapa concreta resulta algo forzada.
En conjunto, estos tres volúmenes publicados hasta la fecha construyen una etapa que no rehúye el riesgo de probar nuevos caminos. La decisión de ceder el protagonismo a Ben Reilly es valiente y se acompaña de una reflexión sobre la identidad del héroe y su papel dentro de una estructura corporativa. Si bien hay decisiones narrativas discutibles y cierta falta de continuidad visual, el resultado es una propuesta que logra equilibrar respeto por el legado con ideas nuevas. Para los lectores que buscan una mirada distinta sobre Spiderman, Beyond ofrece una lectura sólida, con margen para crecer en lo que resta de la serie. Solo queda esperar como sigue esta línea con la publicación del cuarto número.