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sábado. 07.06.2025
TRIBUNA DE OPINIÓN

Más luz

La legislatura se está aproximando a su ecuador, y para celebrarlo el primer partido de la derecha ha vuelto a convocar una manifestación.
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La legislatura se está aproximando a su ecuador, y para celebrarlo el primer partido de la derecha ha vuelto a convocar una manifestación. Parece ser que el hilo conductor de los discursos volverá a ser el ansia de llegar al poder de ese candidato que decía no ser presidente porque no quería, y que los españoles volveremos a aburrirnos con la letanía de los insultos, la reiteración y la nada. Algunos siguen echando de menos la guía que para ellos suponían las cuentas del rosario, que quizá los más jóvenes no sepan que es un instrumento destinado a saber cuántas veces has dicho ya lo mismo de una sola sentada.

Pero entretanto todo empieza a estar más claro. Empieza a estar más claro que el primero que va a sentarse en el banquillo por corrupción va a ser la pareja de la presidenta de la comunidad de Madrid, cuya última estrategia judicial fallida ha sido echar la culpa a su abogado. Empieza a estar más claro que algunos otros procesos mediáticos se encaminan de frente hacia la nada. Empieza a estar más claro que, a pesar de su diseño circular, se terminan las cuentas del rosario de una estrategia diseñada para que no se acabaran nunca.

No solo está pasando en nuestro país. En medio del sombrío panorama de los Estados Unidos, donde los jueces están siendo el garante de la Ley, que es para lo que están, Elon Musk se despide de la motosierra triplemente humillado por los mercados que lo hicieron de oro, por la política a la que quiso jugar y por su propia incompetencia. Se va decepcionado con el patrón, que no le deja campar tan libremente como quería, mientras su empresa pierde millones de dólares cada hora que pasa y sus cohetes explotan en el aire como gigantescos fuegos artificiales en homenaje a la megalomanía.

En medio de todo esto, Trump descubre que Putin está loco porque no encuentra otra explicación para que no obedezca sus órdenes, como se supone que deben hacer todos los estados soberanos, según aquella frase tan publicitada relacionada con su trasero (perdonen que yo no alcance el nivel de zafiedad del original).

Por desgracia las cosas no están bien, ni tan siquiera están mejor, pero empiezan a estar mucho más claras. Empieza a imponerse una vez más la vieja ley que dice que se puede engañar a todos cierto tiempo, pero no todo el tiempo.

No estaremos mejor hasta que los que siguen engañados despierten, y para eso será necesaria mucha paciencia y mucha perseverancia. Pero también medidas directas: no es posible decirle que las cosas van bien a un joven que no puede emanciparse porque a su alrededor solo hay pisos turísticos y espacios destinados a la especulación. Todavía hace falta más luz, si no queremos que la oscuridad nos coma.

Más luz