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“Los políticos son iguales en todas partes.
Prometen construir un puente incluso donde no hay río”.
Nikita Kruschev
La capacidad de dirigir la atención y los esfuerzos hacia lo que es realmente importante y relevante en la vida, en lugar de dejarse llevar por ilusiones o mentiras, y no por distracciones falsas o inútiles, es poner el foco en la realidad que, aunque la queramos disfrazar, interpretar, incluso, manipular, no la podemos cambiar. Esta inteligente postura implica centrar nuestro interés y emplear las energías en lo que está sucediendo aquí y ahora, tomando decisiones basadas en la realidad y no en bulos y expectativas imposibles. Poner el foco en la realidad es una herramienta poderosa para vivir una vida más plena, significativa y satisfactoria, al permitir tomar decisiones conscientes y actuar de acuerdo con lo que es realmente importante. Sin embargo, el presente que nos está tocando vivir es un “presente oscuro”. Si el siglo XVIII fue bautizado como el Siglo de las Luces, o Ilustración, sin ser hoy una categoría definitiva, muchos estamos definiendo el siglo XXI como “el Siglo de la Oscuridad”. Si aquel movimiento ilustrado y cultural que floreció en Europa se caracterizó por la exaltación de la razón, la ciencia y el progreso, cuestionando la autoridad de la Iglesia, la monarquía y las instituciones sociales tradicionales con el objetivo de combatir el oscurantismo y las creencias tradicionales y abogando por la libertad de pensamiento, la tolerancia y la igualdad ante la ley, hoy, aunque aún nos falta tiempo para analizar nuestra historia presente, viendo cómo se comportan quienes tienen el poder, (Trump, Putin, Xi Jinping, Netanyahu, Milei y tantos otros…), - por no nombrar a quienes tenemos más cercanos en Europa y en España -, contemplando su mezquino juego de intereses, son muchos los factores que contribuyen a enturbiar y oscurecer la visión de nuestra contemporánea historia; pero para conocerla en todo su valor, no es suficiente averiguar sus circunstancias externas, es preciso conocer sus causas y consecuencias, pues el principal objetivo de conocer el pasado, de analizar la historia, es tener pistas para saber por dónde irá el futuro.
“¿Qué es la Ilustración?”, es un ensayo de 1784 de Immanuel Kant intentando responder a la pregunta planteada por el reverendo Johann Friedrich Zöllner, en uno de sus sermones a los que Kant solía asistir
Decía George Orwell, el crítico literario, novelista y uno de los ensayistas en lengua inglesa más destacados de las décadas de 1930 y de 1940 que “El lenguaje político está diseñado para hacer que las mentiras suenen a verdades y que sea respetable el crimen”. Desde la victoria de Donald Trump se confirma lo que decía Orwell: en el mundo, también en Europa, se está produciendo un corrimiento rápido hacia posiciones oscuras; la indiferencia ante la barbarie se ha convertido en una costumbre; es una prueba deleznable la matanza de Gaza que muchos calificamos de genocidio. No es posible estar indignado y ser pasivo al mismo tiempo. ¡Son tantos los que tienen poder y no lo ejercen con dignidad…! Desde la coherencia política, lo mínimo que se le puede pedir a un partido y a un político es que sepa en qué lado está. En ellos no se puede permitir la mala fe y el engaño oportunista.
El filósofo el genocida Netanyahu. Se atribuye a Tales de Mileto esta inteligente y sabia frase: “De los seres, el más sagaz es el tiempo, porque, al final, todo lo descubre”. Para tener buen y veraz conocimiento del rodar diario de los hechos, no son las redes sociales ni ciertos medios de comunicación el mejor instrumento, sino acudir a la luz de los grandes principios de la sana filosofía y sus maduras lecciones históricas. Por ejemplo, acceder a Kant y a otros como él, que iluminaron su tiempo, al que llamamos “la Ilustración”.
“¿Qué es la Ilustración?”, es un ensayo de 1784 de Immanuel Kant intentando responder a la pregunta planteada por el reverendo Johann Friedrich Zöllner, en uno de sus sermones a los que Kant solía asistir. En la historia de la filosofía Kant es el autor más significativo de la cultura ilustrada. Comienza su ensayo con esas interesantes ideas universalmente conocidas: “La ilustración es la salida del hombre de su minoría de edad. Él mismo es culpable de ella. Su minoría de edad estriba en la incapacidad de servirse del propio entendimiento, sin la dirección de otro. Uno mismo es culpable de esta minoría de edad cuando la causa de ella no yace en un defecto del entendimiento, sino en la falta de decisión y ánimo para servirse con independencia de él, sin la conducción de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento! He aquí la divisa de la ilustración”.
Si el siglo XVIII fue el siglo de las Luces, el siglo XXI puede ser el siglo de la Ilustración Oscura
En este ensayo Kant aborda las condiciones previas necesarias para hacer posible que las personas tengan juicio propio y la libertad de usar su propio intelecto. Sostuvo que la mayoría de los hombres, a pesar de que la naturaleza los ha librado desde tiempo atrás de conducción ajena, permanecen con gusto bajo ella a lo largo de la vida, debido a la pereza y la cobardía. Por eso les es muy fácil a los poderosos convertirse y erigirse en sus tutores; éstos no aspirarían a ser los mentores de sus pupilos para orientarles y aconsejarles hasta que pudieran valerse por sí mismos; al contrario, su intención consistiría en ejercer una tutela vitalicia que impidiese su plena emancipación. Desde luego, siempre nos encontraremos con alguien bien dispuesto a regular nuestra existencia: ¡Es tan cómodo ser menor de edad! Si tengo un libro que piensa por mí, un pastor religioso que reemplaza mi conciencia moral, un político que me marca mi conducta, un médico que juzga acerca de mi dieta, y así sucesivamente, no necesitaré de mi propio esfuerzo. Aquel que pretenda transgredir los límites de su capacidad cognoscitiva se convertirá en una presa fácil del fanatismo y la superstición, pues nunca faltarán voluntarios que le ofrezcan absurdas recetas para satisfacer esa estéril curiosidad. Y cuando escribo estas reflexiones no dejo de pensar en lo fácil que le está siendo al narciso y sádico psicopático de Donald Trump tutelar y condicionar la vida de millones de ciudadanos del mundo, o, por su cercanía a nuestras vidas, a la irresponsable de Isabel Díaz Ayuso, trivializando la política en su apuesta permanente por enfrentarse al presidente Sánchez.
Kant decidió desarrollar una filosofía, que integrando lo mejor del empirismo de Newton y del racionalismo de Hume, superara a ambas; lo hizo con una teoría que concedía su legítimo valor a la experiencia defendiendo la universalidad y necesidad del conocimiento científico; los dos grandes pilares de su sistema fueron la naturaleza y la libertad y su principal originalidad, una ética basada en la libertad donde el hombre asume la responsabilidad de su propia vida. La ilustración que Kant propugnaba era liberarnos de esas cadenas representadas por los prejuicios, la superstición y el fanatismo.
Y si Kant representa la Ilustración, la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, en este año 2025 puede marcar un antes y un después en la geopolítica y en la historia de la humanidad
Si el siglo XVIII fue el siglo de las Luces, el siglo XXI puede ser el siglo de la Ilustración Oscura. Ésta surge como una reacción radical a los ideales de la modernidad, cuestionando la democracia liberal, el progreso universal y el optimismo ilustrado. Se fundamenta en una crítica feroz al sistema actual, señalando su incapacidad para resolver problemas estructurales como la polarización social y las crisis globales. De corte negacionista, supremacista, xenófoba y contraria a los derechos de las minorías, esta corriente rechaza el consenso cultural dominante y plantea que las democracias contemporáneas son ineficaces y controladas por élites desconectadas de la realidad. Por ello, propugna modelos de gobernanza tecnocráticos y autoritarios, argumentando que estos podrían gestionar mejor los desafíos del siglo XXI.
Y si Kant representa la Ilustración, la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, en este año 2025 puede marcar un antes y un después en la geopolítica y en la historia de la humanidad; su simple victoria está sirviendo ya para generar dudas sobre el mismísimo sistema democrático abriendo las puertas de la Casa Blanca al ala más reaccionaria de Silicon Valley. Hoy son muchos los que prefieren seguir confortablemente instalados en una suerte de infancia intelectual y moral, sin tomarse nunca la molestia de asumir sus propias responsabilidades ni mucho menos pensar por cuenta propia, optando en todo momento por seguir pautas ajenas. Conocen bien estas “chapuzas evolutivas” y saben cómo aprovecharse de ellas. Son expertos timadores, manipuladores afectivos y los políticos populistas. Conocen muy bien las vías de a la mente de las personas. Desde el comienzo de la historia se han utilizado técnicas de persuasión, para convencer a la gente. Con las redes sociales y el poder del dinero, ha aparecido una sofisticada industria de la persuasión; vivimos en una democracia crédula. Tendemos a creer lo que creemos que vemos, y, sobre todo, lo que nos dicen sin capacidad de analizar y contrastar. Pensar por cuenta propia es una rareza en nuestra actual cultura digitalizada, en la que el poder, ese ser impersonal que nos domina, se ha asegurado la obediencia tutelada de los ciudadanos, pues controla las creencias que estos deben conocer y aceptar. De nuevo, está presente “la ilustración oscura”. Frente a la Ilustración kantiana, la Ilustración oscura señala la incapacidad del liberalismo para enfrentar la polarización social y las crisis sistémicas, reivindicando que el conflicto y la desigualdad son inevitables.
Gaza aparece como un gigantesco campo de exterminio, donde la maldad, el hambre o el número de muertos son realidades que contemplamos horrorizados pero que no paramos
Un ejemplo claro lo tenemos en ese personaje fabricante de odio: Netanyahu. Gaza aparece como un gigantesco campo de exterminio, donde la maldad, el hambre o el número de muertos son realidades que contemplamos horrorizados pero que no paramos. Es insoportable ver tanta desesperanza, tanto horror, tanta muerte, pero no somos capaces de detenerlo. En este año 2025, con la geopolítica en manos de Trump, de Netanyahu y Putin, que han acumulado un poder sin precedentes, este poder se perfila como un punto de inflexión en la historia global. Con la Cuarta Revolución Industrial avanzando, liderada por la inteligencia artificial, los fundamentos de la democracia a nivel mundial están siendo cuestionados como una amenaza ideológica por el surgimiento de una Ilustración Oscura, que rechaza los fundamentos de la propia democracia al suprimir los valores centrales de la modernidad que anhelábamos, como en la Ilustración del siglo de las Luces: el triunfo de la razón, del progreso y del bien común. En su lugar, nos están proponiendo modelos tecnocráticos y autoritarios como respuesta a los problemas estructurales que las democracias no han sabido resolver. Y mientras, la historia nos interpela y nos enfrenta a la disyuntiva entre adaptarnos a “esta oscuridad” o sucumbir ante ideologías que prometen rediseñar radicalmente el futuro.
Tenemos la responsabilidad de denunciar lo injusto, lo indecente, la deshumanización. Hay que pasar de la reflexión a la acción, de las intenciones al compromiso, de la teorización a la praxis. Una tarea descomunal si tenemos en cuenta que estamos inmersos en un cambio de paradigma político y educativo global que nos convoca a remover las bases mismas de una educación que fue diseñada para las necesidades de otro tiempo.
Se trata, como decía Kant, de combatir la cobarde pereza que nos impide caminar por nuestra cuenta y riesgo, sin asir la mano de los tutores de turno, esos tutores que se ofrecen voluntarios para dirigir la vida de la gente, imposibilitando con ello que abandonen su “minoría de edad” y sigan precisando andaderas ajenas.El lenguaje no es inocente, las palabras crean e inventan realidades que son ficciones; y el que tiene don de palabra, el que utiliza la rápida verborrea, tiene la capacidad de seducir a los ingenuos con sus comentarios y opiniones sesgados. Aunque en principio no tengamos o no sepamos cuál es la solución a los problemas, sea cual sea ésta, no debemos dejarnos engañar por los artilugios de su lenguaje y retórica; no es bueno ser desconfiado, pero sí analistas críticos. Habitar en un mundo lleno de personas oportunistas y deshonestas hace que los honestos y sinceros se vean como los equivocados, los perdedores, los “tontos”. Y en esto consiste vivir en “una Ilustración oscura”.