
Las primeras batallas y choques navales se produjeron en 1914 pero fuera de las aguas europeas
En un anterior artĆculo planteamos las ideas estratĆ©gicas sobre la guerra naval que se desarrollaron en Alemania y en el Reino Unido. El miedo a perder la flota imperial alemana y el cambio de concepción de la guerra en el mar que impuso Churchill, muy preocupado por mantener las vĆas de comunicación y comercio con las colonias y por la cobertura de las fuerzas expedicionarias en Europa y otros frentes, hicieron que la Gran Guerra no fuera un conflicto donde los combates marinos tuvieran un gran protagonismo, todo lo contrario de lo que ocurrirĆa en la Segunda Guerra Mundial. De todas las maneras se dieron algunas batallas y enfrentamientos de envergadura.
Las primeras batallas y choques navales se produjeron en 1914 pero fuera de las aguas europeas. La flota britĆ”nica salió victoriosa frente a la alemana en las islas Malvinas, lo que permitió que Londres mantuviese el control de las rutas del AtlĆ”ntico sur. Los enfrentamientos directos casi desaparecieron frente al protagonismo de la guerra submarina que emprendieron los alemanes para intentar cortar los suministros a britĆ”nicos y ses. La guerra submarina fue un claro exponente de la guerra económica moderna, y sin lugar a dudas, esta nueva concepción de la guerra tuvo un impacto enorme y dio muchos Ć©xitos a Alemania. Pero la guerra submarina generó una consecuencia nada deseada para sus principales protagonistas, ya que llevó parejos muchos incidentes con paĆses neutrales, porque sus barcos transportaban suministros de todo tipo a los contendientes. El problema mĆ”s grave tuvo lugar cuando fue hundido el Lusitania, navĆo britĆ”nico, el dĆa 7 de mayo de 1915, no muy lejos de la costa irlandesa, provocando casi 1.200 vĆctimas, siendo mĆ”s de 200 de ellas de nacionalidad norteamericana, lo que provocó una protesta contundente de Estados Unidos. Otro escĆ”ndalo internacional estalló cuando en marzo de 1916 se hundió al Sussex en el Canal de la Mancha, donde perdieron la vida el compositor Enric Granados y su esposa. Los alemanes paralizaron momentĆ”neamente la guerra submarina porque temieron la amenaza norteamericana de intervenir en la contienda. Pero esta guerra era un recurso muy valorado por los alemanes, cuando comprobaron el alto nĆŗmero de toneladas hundidas, y reanudaron sus ataques a finales de enero de 1917. Por poner un solo ejemplo del Ć©xito de este tipo de guerra: en abril de ese mismo aƱo se superaron ampliamente las 800.000 mil toneladas hundidas.
La Gran Flota BritƔnica en la Batalla de Jutlandia
El 19 de marzo de 1917, un submarino alemĆ”n torpedeó al mercante norteamericano Vigilantia. Este hecho fue empleado por los polĆticos y financieros partidarios de entrar en la guerra para presionar al Senado, al Congreso y al propio presidente Wilson para que decidieran declarar la guerra a los imperios centrales. Al final, las dos cĆ”maras legislativas aprobaron declarar la guerra a Alemania el 2 de abril de 1917. La guerra submarina suponĆa una clara amenaza para las empresas norteamericanas que tenĆan importantes contratos de exportación con ses y britĆ”nicos. La Banca Morgan, por su parte, habĆa contribuido a esta intensa relación comercial entre unos y otros, concediendo crĆ©ditos casi ilimitados a Francia y el Reino Unido para facilitar los pagos.
Por fin, habrĆa que citar que el principal enfrentamiento bĆ©lico marino de la Gran Guerra fue la batalla de Jutlandia en la primavera de 1916, entre las flotas britĆ”nica y alemana, y que realmente terminó en tablas. La principal consecuencia fue que los alemanes reafirmaron su temor a perder sus barcos, por lo que decidieron que su armada quedara retenida en los puertos del mar BĆ”ltico, donde llegó casi intacta al final de la guerra.