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viernes. 13.06.2025
CINE

'Cómo entrenar a tu dragón': un calco muy bien hecho, pero calco a fin de cuentas

La filial de Universal se ha iniciado con una de las joyas de su corona, respetada a partes iguales por la crítica y el público: Cómo entrenar a tu dragón.

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Aleix Sales | @Aleix_Sales

Si hace unas semanas Disney estrenaba Lilo & Stitch (Dean Fleischer-Camp, 2025) con excelentes cifras de taquilla, buena prueba del interés que suscita entre el público la perezosa estrategia de adaptar a imagen real sus clásicos de animación desde hace ya más de una década, Dreamworks ha decidido emular el mismo y económicamente fructífero proceso. Para ello, la filial de Universal se ha iniciado con una de las joyas de su corona, respetada a partes iguales por la crítica y el público: Cómo entrenar a tu dragón. Y a diferencia de la compañía del ratón, que ha intentado dar otra pátina a su catálogo amoldándose a los criterios actuales de la diversidad con el fin de actualizarlos, Dreamworks va a lo seguro y esquiva toda polémica posible –como ha habido en la infinidad de nuevas versiones de princesas Disney recientes-, ofreciendo un calco prácticamente plano a plano de su referente original.

La película cumple sus propósitos y está muy bien confeccionada, pero no deja de ser una aproximación innecesaria

Con el fin de no desmarcarse de los parámetros de la película de 2010, el mismo director de toda la saga, Dean DeBlois (curiosamente, codirector de la Lilo & Stitch animada de 2002), se estrena en el largometraje de carne y hueso realizando exactamente lo mismo que hizo entonces, únicamente sustituyendo los dibujos por actores y la necesidad de integrar todo lo generado por VFX en lo real. Y, gracias a su conservadurismo, no falla y sigue dando en las teclas que hicieron del referente todo un éxito, conservando su espíritu y con el añadido de resolver mejor la papeleta del hiperrealismo de las criaturas a nivel de expresividad, donde otros live action como El rey león (Jon Favreau, 2019) patinaban y se quedaban en una plena frialdad emocional. En el ejercicio también adoptan el mal vicio de alargar el metraje -aquí 27 minutos más que el original- sin nada sustancial que aportar a la carga psicológica de unos personajes sólidos en sus arquetipos, repartiendo más juego al Estoico de Gerard Butler, a quien no veíamos tan solvente desde hace tiempo. Junto a Butler está el mayor acierto del proyecto: un reparto que da completamente el pego para los personajes, destacando a la cabeza Mason Thames como un Hipo clavado y a esa Nico Parker con aura de Zendaya como Astrid, la máxima divergencia que se ha hecho respecto a la película animada.

Innegablemente Cómo entrenar a tu dragón funciona porque bebe de una fórmula testada de la que se han desprendido dos secuelas igualmente bien acogidas, pero no deja de ser una propuesta demasiado acomodada que perpetua la tendencia anodina de los live actions que impera en los grandes estudios, con objetivos puramente lucrativos a costa de la nostalgia de un espectador medio igualmente vago para acercarse a nuevos descubrimientos. Asimismo, ¿por qué rehacer lo mismo, eludiendo cualquier nuevo punto de vista, con un filtro humano más apagado, menos imaginativo, cuando la animación ofrece un abanico de posibilidades que llevan la obra a niveles más elevados y memorables? En definitiva, la película cumple sus propósitos y está muy bien confeccionada, pero no deja de ser una aproximación innecesaria.

'Cómo entrenar a tu dragón': un calco muy bien hecho, pero calco a fin de cuentas