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Jaime Polo | @lovacaine
En Heretic, el juego no es solo una actividad; es una pregunta existencial. Desde el momento en que dos jóvenes misioneros llaman a la puerta equivocada, la película nos arrastra a un tablero invisible, donde las reglas se escriben con sangre, miedo y, sobre todo, dudas.
Hay algo profundamente humano en el juego, en esa compulsión por enfrentarnos al azar, al reto. Johan Huizinga, historiador y teórico neerlandés, habló del homo ludens, ese ser humano que juega para dar sentido al mundo y que, en Heretic, se transforma intrinsecamente en la temática principal.
Heretic es una experiencia que pone a prueba la mente, el corazón y el alma. Un thriller psicológico que no solo ofrece giros, sino que invita a los espectadores a entrar en un juego que nunca podrán abandonar
Reed juega. Y lo hace con una maestría escalofriante, como si cada movimiento estuviera calculado para desmoronar no solo la voluntad de sus oponentes, sino también la percepción que tienen de sí mismas. El personaje, interpretado por Hugh Grant, no es un simple antagonista; es un jugador nato, un adicto a la estrategia.
Esta dinámica de juego se inserta perfectamente en la tradición de las mind game films, esas películas que convierten cada interacción en un duelo psicológico y cada decisión en un giro impredecible. Desde The Game de Fincher hasta Saw o incluso Ex Machina, el terreno de juego es tanto externo como interno. Aquí, el Sr. Reed no solo manipula a las misioneras; manipula también al espectador, haciéndonos cuestionar lo que vemos, lo que creemos y lo que esperaríamos hacer en su lugar.
Lo brillante del enfoque de Heretic es cómo convierte cada diálogo en un movimiento estratégico, cada decisión en una trampa potencial. Reed no solo juega; reescribe las reglas a medida que avanza, al igual que los grandes antagonistas de las mind game films. En un momento, parece que ofrece una salida; en el siguiente, esa salida resulta ser otra capa del juego. Como espectadores, somos cómplices involuntarios, atrapados en la misma “escape room” que las protagonistas.
Lo que más recuerdas al terminar la película es la antológica actuación de Hugh Grant. El actor inglés, demuestra aquí una transición que rompe con la construcción de una carrera encantadora y ligera
Pero sin duda, lo que más recuerdas al terminar la película es la antológica actuación de Hugh Grant. El actor inglés, comúnmente conocido por sus papeles en comedias románticas como Notting Hill o Love Actually, demuestra aquí una transición que rompe con la construcción de una carrera encantadora y ligera.
Este fenómeno de actores cómicos que se adentran en el terreno del drama o el thriller es algo que ha captado la atención del público en años recientes. Grant, en particular, parece haber encontrado la oportunidad de canalizar su encanto cínico y su sentido de la ironía en una forma más retorcida; la comedia se disuelve en el terror y el drama.
Heretic es una experiencia que pone a prueba la mente, el corazón y el alma. Un thriller psicológico que no solo ofrece giros, sino que invita a los espectadores a entrar en un juego que nunca podrán abandonar. El próximo 3 de enero se estrena en todas las salas de España, es la hora de jugar.
