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Antonio Descalzo
La artista sevillana ofreció en Starlite un espectáculo con aire navideño en el que destacó la impresionante producción y una composición artística algo desordenada.
Difícil resulta enfrentarse a una hoja en blanco cuando la labor es hablar de una cantante como esta, ya no por su figura artística sino por el hecho de sentirme previamente contaminado por todo lo que ha rodeado y sigue rodeando a esta señora.
Amagó la noche con tomar otra dimensión cuando Isabel agarró el micro para dar las gracias a esa tierra que tanto quiere como es América
Para ello debo centrar toda mi atención en lo musical y pensarme dos veces cada palabra que escriba para reflexionar si estas son limpias y certeras.
Jesús Quintero, “El loco de la colina”, sin él quererlo, fue el encargado de presentar a Isabel (grabación sonora de uno de sus famosísimos programas televisivos), tras sus palabras salieron a escena un coro de riguroso negro del que surgió por fin la figura de la que para muchos es “la más grande”, con vestido blanco y detalles angelicales en su escote.
Luis Cobos, amigo personal de Isabel y afamado director de orquesta hizo el “saque de honor” agitando su batuta y deslumbrándonos con su tupida melena, total, el verdadero director esa noche fue Julio Awad.
Isabel tuvo un recuerdo para su director habitual Víctor Eloy López ya que no pudo acudir por motivos personales.
Una versión de Aleluya sirvió para dar comienzo al recital, una versión desenfadada y marchosa poniendo el foco en los más de 40 músicos que llenaron el escenario de Ifema. Una impresionante orquesta acompañado de un grupo musical, bajo, guitarra y batería y un pianista. Increíbles recursos que con el paso de los minutos dio la sensación de sentirse poco valorada.
Durante varios pasajes del recital, rondó por mi cabeza esta reflexión que todos hemos tenido alguna vez cuando vemos a alguien con mucho dinero que muestra la forma en la que tan mal lo ha gastado.
No sé qué hay detrás de un espectáculo como este, pero lo que sí que es cierto es que con lo que se exhibió, hubo poco trabajo o un asesoramiento con falta de talento.

Continuo la primera parte del show con temas como “Me gusta la gente”, “Abrázame muy fuerte”...
Amagó la noche con tomar otra dimensión cuando Isabel agarró el micro para dar las gracias a esa tierra que tanto quiere como es América. Para ello versionó el tema de mismo nombre que tan famoso hizo el maestro Nino Bravo.
Después de lanzar esa bomba llegaron las dudas con un tramo íntimo y desmedida sobreactuación.
Hay que destacar la calidad del sonido ya que era una de las grandes incógnitas por las dificultades estructurales del recinto y por el ingente número de músicos en el escenario
Volvió a dar esperanzas de triunfo con algún villancico y con la aparición de un grupo flamenco para interpretar la Zambomba jerezana, pero volvió a ser un puro espejismo, repitiéndose en letras, preguntando en varias ocasiones como seguir y mostrando falta de habilidad.
Volvieron las de cal cuando invito a escenario a “La Húngara”, con la que compartió “Garlochí” entre elogios, coreografía y complicidad.
Para la última parte del concierto eligió un puñado de hits que tanto yo como el público estábamos ávidos por escuchar...pues ni por esas consiguió redondear la noche ya que dejó que gran parte de las canciones las entonara el público y en pocos momentos utilizó los grandes recursos con los que contaba.
Temas como “El veneno”, “Así fue” y “El moreno” pusieron el broche al concierto.
Por último, hay que destacar la calidad del sonido ya que era una de las grandes incógnitas por las dificultades estructurales del recinto y por el ingente número de músicos en el escenario.