Aquelarre eléctrico en Madrid: Kat Von D, Prayers y Challenger conjuran un ritual de synth y oscuridad
Una noche inolvidable en la sala MON donde Kat Von D desplegó su magia sonora, acompañada por Prayers y Challenger.
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Texto y fotos de Henrique Pratas |
El pasado dia miércoles 3 de junio, Kat Von D, “diosa fortuna y emperatriz del mundo” encandiló a la capital. Con esta locución latina presente en la obra de Karl Orff, Carmina Burana, podría resumirse en una frase la trayectoria de Kat Von D: una artista multifacética que domina su destino con la fuerza de una emperatriz moderna. De tatuadora de renombre, consagrada en la icónica serie Miami Ink, a reina indiscutible de la belleza con su línea de maquillaje, Kat Von D ha conquistado también la música con un estilo único, donde el disco goth, el synthwave y el post-punk se entremezclan. Ha domado el azar y forjado su camino con determinación, transformando el delineador en su cetro y el riesgo en su reino.
Kat Von D contó con un acompañamiento de lujo: el synthwave elegante y seductor de Challenger, el sonido oscuro y potente de Prayers y la presencia de sus amigos Alaska y Mario Vaquerizo.
CHALLENGER: EL SYNTHWAVE MADRILEÑO QUE ENAMORA
La sala MON se llenó de fieles seguidores seducidos por el live set de Challenger, el dúo madrileño que ha conquistado la escena con dos álbumes de synthwave pulido y elegante. Su música evoca la épica retro de los 80 con un aire atemporal; no es raro detectar ecos de John Carpenter, Vangelis o Giorgio Moroder en sus atmósferas.
Abrieron magistralmente la velada y fueron encadenando grandes temas como Resting Place y Echoes. La labor del dueto madrileño fue el complemento perfecto a la actuación de Kat Von D, donde el pulso electrónico, la nostalgia ochentera y una bruma gótica lo envolvieron todo.
La única “pega” fue que, tras su impecable actuación, quedó la sensación de que faltaba un broche final para la fiesta post concierto. Pero, como no sólo de ilusiones vive el hombre, pronto llegó el turno de Prayers.
PRAYERS: SE VALIENTE, TE LO DEBE A TI MISMO
Tras la oleada estética del synthwave, irrumpió en escena Prayers, con Seyer (Rafael Reyes) a la cabeza, erigido como el mesías de una nueva corriente cultural: el chologoth. Una fusión radical entre el estilo urbano latino de EE. UU. y la sensibilidad gótica, que nos invita a abrazar nuestra oscuridad y reconciliarnos con nuestros monstruos, como si transitáramos un valle de sombras, entre las visiones de Joel-Peter Witkin y la redención del Diablo de Giovanni Papini.
Musicalmente, Prayers destila influencias del synthwave más oscuro y del retro ochentero, con ecos inconfundibles de Depeche Mode, la crudeza industrial de Skinny Puppy o el aliento fúnebre de Joy Division. Todo ello atravesado por unas letras cargadas de la espiritualidad, el dolor y el simbolismo propio de la cultura mexicana.
Seyer subió al escenario acompañado de dos colosos tatuados, quienes solemnemente custodiaban su ritual musical. La música de Prayers fluía como un rezo eléctrico, oscuro y cadencioso, reclamando su sitio entre las propuestas más singulares y viscerales del panorama actual.
Que este aquelarre musical tuviera lugar en un espacio tan amigable y cercano como la sala madrileña MON añadió un plus de intimidad y magia al evento, haciendo la experiencia aún más trascendente.
El público, hipnotizado por la presencia carismática de Seyer, se sumergió a través de los limbos sonoros de himnos como Paloma Negra, Young Gods Never Die, Gothic Summer, From Dog to God y La Vida Es Un Sueño.
Con una actuación tan potente, Seyer dejó el listón muy alto para la anunciación de la gran estrella de la noche: Kat Von D.
KAT VON D: UNA EMPERATRIZ DE TINTA Y OSCURIDAD
La emoción contenida en la sala era máxima. Jugando con la inquietud del público, la actuación comenzó con proyecciones a dos pantallas, hasta que Kat hizo su entrada interpretando una emotiva versión del clásico de Eric Carmen, All By Myself.
Con una energía incombustible, Kat Von D entonó Vampire Love mientras se movía por el escenario y tendía la mano a sus fans, quienes aprovechaban para inmortalizar el momento de gracia. Con una naturalidad apabullante, fue desgranando éxitos como Set Myself on Fire y el pegadizo Illusion, acompañada en todo momento por su teclista y guitarra Sammi.
Pronto llegó el momento de la emotiva Por Ti, donde Kat Von D demostró una vez más su desenvoltura y desparpajo al cantar en español.
El público no podía dejar de acompañarla al ritmo de sus canciones, mientras los fans mas fieles buscaban llamar su atención desde la pista. Ella respondía con saludos, gestos de cercanía y frases en castellano como: “Muchas gracias Madrid. Te quiero con todo mi corazón, con toda mi alma.
Sin apenas tregua, su hechizo sonoro se consagró en la sala con temas como Truth in Reverse y I Am a Machine, ambos presentes en su más reciente álbum My Side of the Mountain (2024).
La magia del concierto pareció condensarse en un parpadeo. Y aunque el público se veía visiblemente emocionado, pronto llegó la despedida con Black Leather, tema que contó con la aparición del frontman de Prayers, y pareja de la artista, Seyer.
Llegados a este punto, uno de los más emotivos de la noche, todos los allí reunidos nos sentimos partícipes de una reunión entre amigos, mientras sobre el escenario la pareja derrochaba química y afecto.
Fue una noche sin artificios ni poses: solo música, piel y verdad. Kat Von D y Prayers ofrecieron un espectáculo sobrio y honesto que demostró que, cuando lo que se entrega nace de dentro, no hace falta decorarlo para que nos atraviese el pecho.
La gira de Kat Von D recorrerá toda Europa. Si puedes, no pierdas la oportunidad de participar en este aquelarre musical: raras veces las cosas realmente buenas se prodigan mucho.