
@Montagut5 | Al calor de las noticias que nos llegan desde Alemania sobre el nuevo gobierno de coalición, aprovechamos para acercarnos al origen del SPD, formación polĆtica fundamental en la historia de dicho paĆs y del socialismo democrĆ”tico occidental.
En esa dĆ©cada de los aƱos sesenta del siglo XIX nacieron en Alemania distintas asociaciones obreras. Entre ellas, destacarĆa la Asociación General de Trabajadores Alemanes, creada en 1863 y liderada por Ferdinand Lassalle. Esta organización socialista, implantada en Prusia, era de tendencia reformista y no marxista; de hecho, sus dirigentes entablaron relaciones con Bismarck, intentando que el Estado adoptara polĆticas sociales.
En 1869, un grupo de asociaciones obreras implantadas en Sajonia crearon el Partido Socialdemócrata de los Trabajadores (SDAP). Sus dos mĆ”ximos lĆderes fueron Wilhelm Liebknecht y August Bebel. En ese mismo congreso se aprobó el Programa de Eisenach, adoptando el marxismo y vinculando la formación a la AIT. En el programa se exigĆa el sufragio universal masculino, la separación entre la Iglesia y el Estado, la creación de una milicia popular, la abolición del trabajo infantil, la reducción de la jornada laboral, la implantación de un sistema fiscal progresivo y el apoyo del Estado al movimiento cooperativista.
A pesar de las claras divergencias de origen geogrĆ”fico y, sobre todo, ideológicas, las dos organizaciones se acercaron ante el hecho de que, reciĆ©n creado el Imperio alemĆ”n, la represión contra los obreros creció. Pero, ademĆ”s, la aproximación se vio facilitada porque Lasalle habĆa fallecido y en la Asociación General de Trabajadores iba creciendo la presencia de los socialdemócratas. El proceso concluyó en el Congreso de Gotha, celebrado en la primavera de 1875. AllĆ se fusionaron ambas organizaciones y nació el Partido Socialdemócrata de los Trabajadores, el SAPD. Se adoptó el conocido como Programa de Gotha. En dicho programa pesaron mĆ”s las ideas marxistas que las de Lassalle, pero eso no impidió que Marx y Engels criticaran el texto de forma contundente porque consideraban que no atendĆa al sindicalismo, no incidĆa en el internacionalismo y, sobre todo, porque el programa defendĆa que Estado era un instrumento neutral por encima de la lucha de clases.
El nuevo partido fue perseguido por Bismarck. El canciller de hierro consiguió que el parlamento aprobara una ley de excepción en el aƱo 1878 que ponĆa fuera de la ley al partido. Pero Bismarck era consciente que, en pleno proceso de expansión industrial, la fuerza del movimiento obrero no se podĆa despreciar, por lo que emprendió una polĆtica social para intentar frenar los conflictos sociales, atraerse a los obreros y que se alejaran de los socialistas, desde un acusado paternalismo. Promulgó leyes sobre las enfermedades, accidentes y jubilación. Esta polĆtica le granjeó la crĆtica de los sectores polĆticos y sociales mĆ”s conservadores porque creĆan que iba a crear una especie de socialismo de estado pero, en realidad, fueron medidas muy epidĆ©rmicas. No consiguió sus objetivos, ya que, aumentaron las huelgas, y en la clandestinidad los socialistas no dejaron de crecer. El partido fue legalizado al retirarse Bismarck del poder. El aƱo clave para el partido fue 1891 cuando se celebró el Congreso de Erfurt. La formación adoptó el nombre que conserva hoy en dĆa, SPD. El Programa de Gotha fue sustituido por el de Erfurt.
El nuevo programa del partido era claramente marxista, pretendiĆ©ndose el cambio revolucionario del capitalismo, como formalmente defendió uno de sus principales lĆderes, Karl Kautsky, con el apoyo mayoritario de la formación. Pero, en la prĆ”ctica, el SPD se encaminó hacia un claro reformismo. El partido luchó por mejorar las condiciones laborales y de vida de los obreros alemanes, participando activamente en el juego polĆtico electoral y parlamentario. El partido se burocratizó y terminó en manos de unos cuadros que defendieron la organización antes que emprender acciones que hicieran peligrar su existencia, pero tambiĆ©n fueron innegables las conquistas sociales ganadas gracias a su creciente influencia polĆtica. Uno de los teóricos del partido, Eduard Bernstein, pretendió acomodar, a travĆ©s del revisionismo, el programa oficial del partido, claramente marxista, con la prĆ”ctica real del mismo, pero no tuvo Ć©xito frente al sector mayoritario. Por fin, otro grupo deseaba reorientar al partido en un sentido claramente revolucionario. En esta idea se encontraban Karl Liebcknecht y Rosa Luxemburgo. EstarĆamos ante el origen del posterior partido comunista alemĆ”n.
En las primeras elecciones legislativas en las que el partido participó se obtuvieron 35 diputados. En la Ćŗltima dĆ©cada del siglo XIX se expandió con mucha fuerza. Publicaba diversos periódicos y seminarios, puso en marcha organizaciones sindicales, asociaciones culturales, clubs deportivos, teatros, coros, etc.., casi una sociedad paralela en Alemania, sirviendo como modelo para todo el socialismo occidental. A principios del siglo XX, llegó a los 400.000 afiliados, cifra que se elevó a 1.700.000 militantes en 1912. En ese mismo aƱo se convirtió en la primera fuerza parlamentaria. Aunque el socialismo habĆa condenado la guerra en la II Internacional, el SPD apoyó la participación de Alemania en la Primera Guerra Mundial, votando en el parlamento los crĆ©ditos necesarios para poner en marcha la maquinaria militar.