
ĀæHabrĆ” un giro a la izquierda en Gran BretaƱa? El resultado de las elecciones es aĆŗn incierto. La diferencia que anuncian los sondeos entre los dos principales partidos -conservador y laborista- se encuentra dentro de los mĆ”rgenes de error demoscópico y, por tanto, no resulta concluyente. Sin mayorĆa absoluta, se impondrĆ”n los pactos. Tarea ardua.
TRUCOS DE CAMPAĆA
Los tories confĆan en poder repetir la coalición con los liberales-demócratas, si Ć©stos confirman la tendencia a la recuperación apuntada en la Ćŗltima fase de la campaƱa. Pero es un wishfull thinking, por dos motivos: ni siquiera la conjunción de los dos partidos asegura la mayorĆa parlamentaria y, aĆŗn en ese caso, tampoco estĆ” claro que el socio menor de esa coalición quiera repetir la experiencia, a la vista del tremendo desgaste sufrido en los Ćŗltimos cinco aƱos. Numerosas voces lib-dem se han pronunciado ya claramente en contra.
Los laboristas rechazan firmemente la coalición con los nacionalistas escoceses, pero se entiende mal cómo pueden formar gobierno, puestos que el acercamiento a los liberal-demócratas tampoco serĆa suficiente, incluso sumando apoyos de los verdes y otros grupos menores. El pacto entre laboristas y nacionalistas escoceses ha sido una de las armas de campaƱa del premier conservador Cameron para desalentar el voto a los primeros, aireando el riesgo de desgarro en la unidad nacional. El rechazo laborista a esa coalición responde al intento de desactivar esta estratĆ©gica tory. Pero lo cierto es que no hay mucha simpatĆa entre laboristas y nacionalistas escoceses porque compiten por segmentos electorales cercanos.
La nueva lĆder escocesa, Nicola Sturgeon, se encuentra mucho mĆ”s a la izquierda que su antecesor, Alex Salmond. Pese a su desconfianza del socialismo clĆ”sico britĆ”nico por su postura centralista, Sturgeon cree prioritario impedir la continuidad del neoliberalismo pĆ”lido de Cameron. Por eso, insiste en el pacto de conveniencia con los laboristas. Esta opción podrĆa abrirse paso no en forma de coalición de gobierno, sino de apoyo parlamentario. Pero Milliban sabe que eso serĆa comprar inestabilidad y restar inerme ante cualquier presión escocesa.
La peor pesadilla de los laboristas es que los nacionalistas se lleven la gran mayorĆa de los 59 escaƱos que se juegan en Escocia. Esta parte del Reino Unido ha sido uno de sus feudos históricos, pero la emergencia nacionalista le ha ido debilitando en los Ćŗltimos aƱos. El debate sobre el referĆ©ndum de independencia fue decisivo en la decadencia laborista en Escocia. El triunfo del "no", lejos de hacer retroceder al independentismo, le abrió otros caminos.
UN PROGRAMA DE GOBIERNO
Con estas limitadas e inquietantes perspectivas, Ed Milliband ha intentado construir un propuesta electoral mucho mĆ”s a la izquierda de lo que ofreció durante la dĆ©cada anterior el llamado "nuevo laborismo", liderado por Tony Blair. No se trata en todo caso de volver al "viejo laborismo", sino de ensayar una vĆa progresista sin renunciar a los principios. La propuesta laborista se 'codifica' en diez leyes que Milliband pretende desarrollar en el denominado "discurso de la Corona"; es decir, el programa del nuevo gobierno, si la Reina le encargara la misión de dirigir el paĆs, a la vista de los resultados electorales. Estos son los asuntos mĆ”s relevantes:
- Una nueva ley sanitaria que desmonte los recortes y las reformas restrictivas de los conservadores (Ʃste quizƔs haya sido el asunto de mayor peso en la campaƱa).
- Un nuevo código fiscal que revierte los privilegios otorgados por Cameron a las grandes fortunas (incremento de cinco puntos en la presión impositiva) y los beneficios del capital, tras un periodo de incremento de la desigualdad sólo comparable al periodo thatcherista (Gran BretaƱa es hoy el paĆs desarrollado mĆ”s desigual del mundo, junto con Estados Unidos).
- Una reforma energética que modifica la regulación del mercado e incluye la congelación de precios.
- Una apuesta por la ampliación de oportunidades educativas, que establece la reducción de las tasas universitarias en un 33%.
- Una polĆtica laboral mĆ”s favorable a los intereses de los trabajadores, con el aumento del salario mĆnimo. En tĆ©rminos reales, los salarios han disminuido todos los aƱos desde 2010.
- Un giro completo en la polĆtica de inmigración, en el que prevalece la integración y la protección de los mĆ”s vulnerables y no actuaciones de rechazo o repulsión.
- Una baterĆa de medidas de protección y promoción social, al mĆ”s clĆ”sico estilo social-demócrata, pero sin excesos, ya que se afirma el principio de la "responsabilidad fiscal" y la garantĆa de control del gasto pĆŗblico, que ejercerĆ” una Oficina presupuestaria del Parlamento (los laboristas plantean recortes de sólo mil millones de libras, frente a los doce mil millones que prometen los conservadores).
- Una polĆtica exterior que rompe con el "aislacionismo" tory y afirma un nuevo liderazgo britĆ”nico comprometido con Europa, frente a un Cameron atrapado por la promesa de someter a referĆ©ndum la permanencia en la Unión, para apaciguar a su ala eurófoba.
UNA NECESARIA CAUTELA
Milliband, apodado hace aƱos el "rojo" por sus enfrentamientos pĆŗblicos con el "nuevo laborismo", cree poder liderar este giro a la izquierda en el laborismo, pese a que las dudas sobre la fortaleza de su liderazgo no han sido despejadas. Durante la campaƱa, y en los meses anteriores, ha protagonizado un marcado contraste de posiciones con sectores empresariales y financieros a los que se habĆa acercado su partido en la dĆ©cada anterior, durante el mandato de Tony Blair. De hecho, la financiación de los laboristas se ha visto perjudicada por este motivo. Los sindicatos han recuperado el puesto de contribuyentes principales del partido.
No estÔ claro ni que Millibad pueda pronunciar "el discurso de la Corona", ni que, aún en ese caso pueda aplicar este programa de tintes keynesianos. La experiencia sa, aunque con rasgos, referencias culturales y planteamientos diferentes, aconseja prudencia y rebaja las expectativas. En todo caso, el alejamiento definitivo de los años blairistas otorga a los laboristas un crédito progresista. Los pactos post-electorales determinarÔn el verdadero alcance del prometido giro a la izquierda.