
lecturassumergidas.com | @lecturass | Por Emma RodrĆguez | Si hay un pensador de las ideas polĆticas al que merece la pena acercarse si de verdad queremos entender los derroteros de las sociedades contemporĆ”neas, Ć©se es Tony Judt, un interesantĆsimo historiador que falleció en 2010, con apenas 62 aƱos, a consecuencia de una enfermedad degenerativa, dejĆ”ndonos el legado de una obra en la que ya atisbó los fracasos del presente. Ahora recuperamos su voz, el Ćmpetu de sus anĆ”lisis crĆticos, contrastados y detenidos, a travĆ©s de la lectura de āEl peso de la responsabilidadā, un nuevo libro que acaba de ser publicado en nuestro paĆs por Taurus y que es un compendio de tres cortos y reveladores estudios sobre el pensamiento, las biografĆas, las decisiones e indecisiones de tres intelectuales esenciales en la Francia del siglo XX, tres figuras que representan todas las contradicciones de una Ć©poca convulsa: Albert Camus, Raymond Aron y LĆ©on Blum.
Para los que ya conocen tĆtulos suyos como āPostguerraā o āEl refugio de la memoriaā; para quienes se hayan acercado a la obra con la que este hombre se despidió del mundo, un deslumbrante testamento, una reveladora conversación con otro historiador, Timothy Snyder, en la que Judt fue desplegando sus experiencias y circunstancias vitales, bajo el tĆtulo de āPensar el siglo XXā, este tomo que ahora llega a nuestras manos podrĆa considerarse un enriquecedor apĆ©ndice, ya que el autor sigue indagando en el que fue su gran tema de estudio, su gran obsesión, esa Europa precedente con su carga de terror y con el estallido de esperanza que se abrió tras las contiendas, una esperanza apoyada en el convencimiento del avance, de la mejora, de la luz, por fin, que llegaba con la instauración de las democracias constitucionales.
Imagen de Albert Camus
Quienes no le hayan descubierto encontrarĆ”n estimulante este nuevo recorrido, pero harĆan bien en acercarse primero a alguno de sus libros anteriores, siendo en mi opinión recomendable para entablar o con su discurso ese testamento ya citado que levantó a pesar de la fatiga, del dolor, de la enfermedad, y, sin duda alguna, āAlgo va malā, el mĆ”s conocido de sus ensayos, especialmente atrayente por su capacidad visionaria. Judt supo ver anticipadamente de quĆ© forma los habitantes del siglo XXI Ćbamos a ser atrapados en las garras del capitalismo, en el cinismo de gobernantes mĆ”s preocupados por defender los intereses de la banca que los derechos de los ciudadanos. Supo ver de quĆ© manera el planeta estaba siendo demolido ante la ceguera de esos poderes que preferĆan seguir adelante, sin freno, con sus negocios y especulaciones, antes de aceptar el peligro de realidades como la del cambio climĆ”tico.
Firme defensor de las sociedades del bienestar, convencido de que lo mejor era la socialdemocracia, pero crĆtico con sus inconsistencias, con su alejamiento de las ideas de la izquierda, Tony Judt ya sospechaba de quĆ© forma tan acelerada ese modelo se iba deteriorando cada vez mĆ”s. Cuando murió, aĆŗn no eran tan escandalosas las cifras del paro en los paĆses del Sur, ni las estadĆsticas sobre el aumento de la desigualdad tan alarmantes. AĆŗn no se cerraban las fronteras a los emigrantes de un modo tan deleznable ni los enfermos europeos sin dinero temĆan verse despojados de sus tratamientos, pero el desencanto ya flotaba en el ambiente y tambiĆ©n la sensación de que todo podĆa empeorar. Judt fue de los primeros en aportar perspectiva, argumento, a esa frustración. Publicado en nuestro paĆs en 2010, āAlgo va malā es, en cierto modo, el el Ćŗltimo paso de una trayectoria abarcadora, la aproximación a lo que habrĆa de llegar, a lo que ya estĆ” sucediendo, despuĆ©s de un larguĆsimo paseo por los laberĆnticos corredores del pasado, de la Historia reciente.
āNo podemos seguir viviendo asĆ. El capitalismo no regulado es el peor enemigo de sĆ mismo: mĆ”s pronto o mĆ”s tarde estĆ” abocado a ser presa de sus propios excesos y a volver a acudir al Estado para que lo rescate. Pero, si todo lo que hace es recoger los pedazos y seguir como antes, nos aguardan crisis mayores durante los aƱos veniderosā, seƱalaba Judt. Todo es lucidez en āAlgo va malā, desde el principio, desde la cita de Tocqueville que el autor toma para encabezar la introducción a su libro: āNo puedo evitar temerā, escribĆa el polĆtico e historiador francĆ©s, āque los hombres lleguen a un punto en el que cada teorĆa les parezca un peligro, cada innovación un laborioso problema, cada avance social un primer paso hacia una revolución, y que se nieguen completamente a moverseā...
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