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jueves. 12.06.2025
TRIBUNA

1º de Mayo: memoria y conquistas, sin renunciar a la utopía

En estos momentos, la respuesta global del movimiento sindical mundial es más necesaria que nunca, en un mundo donde se antepone el interés y los negocios a la democracia.
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Primero de Mayo de 1910, Mieres. (Wikipedia).

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Como todos los años, en este 1º de Mayo, los sindicatos han recordado, una vez más, la historia del movimiento obrero organizado. Con este objetivo se celebran manifestaciones en todas las capitales de provincia ―cuando se conmemora el 135 aniversario de su primera convocatoria―, para dar a conocer sus reivindicaciones más relevantes. Efectivamente, desde 1890, los sindicatos en el mundo vienen recordando a los mártires de Chicago, de acuerdo con la resolución que aprobó el Congreso Internacional Obrero celebrado el año anterior en París (1889), en el que participaron Pablo Iglesias y José Mesa como delegados españoles. Años atrás, concretamente el 1º de mayo de 1886, había estallado en EE. UU la huelga por la jornada de ocho horas (ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso y ocho horas de ocio). Más de 5.000 fábricas pararon y 340.000 obreros salieron a la calle para defender sus derechos y luchar en contra de unas condiciones verdaderamente infrahumanas (era frecuente el trabajo insalubre de mujeres y niños y las jornadas de trabajo interminables de 12 a 14 horas), donde la miseria, la explotación y la brutal represión eran un hecho común entre las clases obreras. 

En Chicago, en la Plaza Haymarket, el 4 de mayo de ese mismo año, se masacró a los manifestantes que protestaban por esta situación (38 obreros muertos, 115 heridos y 6 policías muertos) y, lo que fue más grave, 4 de sus dirigentes fueron ahorcados un año después, a pesar de las fuertes movilizaciones populares convocadas en su defensa. Uno de los jurados, cuando se demostró la falsedad de las acusaciones y la inocencia de los acusados, confesó: “Los colgaremos igualmente. Son hombres demasiado sacrificados, demasiado inteligentes y peligrosos para nuestros privilegios”. Lo más escandaloso de todo el proceso es que fueron declarados más tarde “víctimas inocentes de un error judicial” en un juicio celebrado posteriormente en 1893 (Historia del 1º de Mayo. Maurice Dommanget).

El 1º de Mayo representaba la movilización de una clase social contra la burguesía (“la lucha de clases”), que se resumía en el eslogan: “Es necesaria otra política”

No es extraño que las celebraciones del 1º de Mayo resultaran emblemáticas en aquella época y causaran horror a la burguesía, no tanto por el número de participantes, sino porque aquellas banderas rojas, aquellos líderes obreros, aquellas masas, rompían el retablo, la organización del Estado, los moldes, la forma de estar en el escenario político… Más en concreto, el 1º de Mayo representaba la movilización de una clase social contra la burguesía (“la lucha de clases”), que se resumía en el eslogan: “Es necesaria otra política”.

La reivindicación y lucha por las ocho horas duró décadas; a pesar de que el 1º de Mayo fue olvidado, ocultado deliberadamente y desprovisto de todo contenido social en algunos países e, incluso, en otros fue prohibido (entre ellos España, en plena dictadura franquista, donde se transformó dicha fecha en un vergonzoso día festivo de carácter religioso: “San José Artesano”). Por eso, en España hubo que esperar al año 1978 para celebrar legalmente el 1º de Mayo en defensa de reivindicaciones básicas e imprescindibles, entre ellas la consolidación de las libertades (políticas y sindicales) y la defensa de la propia democracia.

Por lo tanto, solamente teniendo presente lo que ha venido ocurriendo desde hace 135 años adquiere una total significación el 1º de Mayo como Día Internacional de los Trabajadores; lo que, consecuentemente, reafirma plenamente la imprescindible unidad de la clase trabajadora (“trabajadores del mundo uníos”) como el instrumento más eficaz y solidario para combatir la brutal explotación del hombre por el hombre en un mundo globalizado que, sin embargo, ha generado un nuevo subproletariado: inmigrantes, refugiados, sin techo y sin abrigo, víctimas de explotación sexual, trabajadoras domésticas, falsos autónomos, trabajadores de muy baja remuneración en la economía informal... 

Por eso, en estos momentos, la respuesta global del movimiento sindical mundial es más necesaria que nunca, en un mundo donde se antepone el interés y los negocios a la democracia, incluso la respuesta local al imperioso principio de solidaridad global. La Confederación Sindical Internacional (CSI) y también la Confederación Europea de Sindicatos (CES) tienen un reto mayúsculo ante la gravedad de la situación actual. En concreto, se espera que articulen, a la mayor brevedad posible, alternativas contra los efectos perniciosos que están incidiendo en la economía, el empleo y la protección social de los trabajadores; además de perfilar y analizar en profundidad el futuro del trabajo, la digitalización y la inteligencia artificial, el cambio climático (transición energética) y el fenómeno de las migraciones. 

En estos momentos, la respuesta global del movimiento sindical mundial es más necesaria que nunca, en un mundo donde se antepone el interés y los negocios a la democracia

En España, en coherencia con ello, los sindicatos CCOO y UGT han reafirmado también en este 1º de Mayo su compromiso con la cooperación solidaria, con la defensa de los derechos laborales y sociales y apuestan por un sindicalismo más ofensivo como una herramienta esencial para construir una sociedad más justa, más libre y democrática. De la misma manera, rinden homenaje a quienes son perseguidos y asesinados por defender los derechos sociales y laborales y expresan su solidaridad con los pueblos que sufren represión, ocupación y guerra, además de condenar enérgicamente la persistencia del conflicto bélico en Ucrania tras la intolerable invasión de Rusia. Exigen en concreto, el fin de la ocupación en Palestina, de la limpieza étnica de su población, del genocidio en Gaza y de los ataques indiscriminados en Cisjordania. La inacción de la comunidad internacional está permitiendo que el gobierno de Netanyahu continúe violando el derecho internacional. Y, en coherencia con ello, reafirman su solidaridad y compromiso con la causa del pueblo palestino, su derecho a tener un Estado propio en el que pueda convivir en paz y seguridad con el Estado de Israel.

La guerra comercial impulsada por la nueva istración Trump, con la imposición de aranceles, que amenazan gravemente el comercio mundial, exige una respuesta firme y coordinada de la Unión Europea, frente a las políticas de la ultraderecha, que promueven el desmantelamiento del Estado de bienestar, el deterioro y la privatización de los servicios públicos, el odio a la diversidad, la oposición a las políticas de igualdad, el revisionismo histórico y, lo que es más grave, la defensa del racismo y la xenofobia. Para hacer frente a todo ello, es imprescindible reforzar la cooperación de los de la UE para consolidar una Europa fuerte y unida, con mayor integración política y social, que reduzca las desigualdades y acabe con la pobreza y la exclusión social a través de la movilización de recursos mancomunados que creen empleo de calidad con la intención de potenciar la industria, la transición energética justa y la investigación e innovación digital a todos los niveles.

En España es imprescindible seguir impulsando el diálogo social para reforzar el empleo digno y con derechos

Para ello, en España es imprescindible seguir impulsando el diálogo social para reforzar el empleo digno y con derechos, mejorar los salarios a través de la negociación colectiva, mejorar la protección social (en especial una mayor indemnización por despido), garantizar el derecho constitucional a la vivienda (afectando particularmente a la emancipación de los jóvenes: vivienda pública social y en alquiler asequible) y avanzar en la lucha contra la violencia de género. Los sindicatos también denuncian el incremento de la siniestralidad laboral: en el año 2024 se registraron 796 muertes por accidentes laborales en España, 75 más que el año anterior, lo que justifica sobradamente la denuncia que hacen los sindicatos de las precarias condiciones en el trabajo y la falta de recursos de la magistratura y de la inspección de trabajo para realizar su trabajo, además de reclamar juzgados especializados en esta materia y reformar la Ley de prevención de riesgos laborales. Especial preocupación sindical ocupa el pluriempleo y la contratación a tiempo parcial (no deseada), que afecta sobre todo a los inmigrantes (poco sindicalizados) y a los jóvenes (especialmente mujeres) ocupados en el sector servicios.

El manifiesto reivindicativo de los sindicatos hace particular hincapié en el necesario compromiso de los grupos políticos para aprobar en el parlamento el reciente Acuerdo entre el Gobierno y los sindicatos, que fija la jornada máxima legal en 37,5 horas semanales, lo que no será nada fácil ante la actitud hostil de la CEOE y la actual relación de fuerzas en el propio parlamento. Finalmente, otro asunto, no menos relevante, tienen relación directa con la desigualdad (inaceptable) entre personas y comunidades autónomas (según el INE, la mayor renta media por hogar en el año 2024 está encabezada por Madrid con 42.198 euros, seguida por el País Vasco con 39.547 y, la menor, se establece en Andalucía con 23.218 euros, seguida por Extremadura con 23.604 euros), la pobreza y la exclusión social.

Poderosas razones para que los valores relacionados con el 1º de Mayo ―entre los que destacan la centralidad del trabajo en una sociedad democrática, la vigencia del concepto de clase, los servicios públicos de calidad (sanidad y educación), la defensa de las libertades, la justicia social y la democracia―sigan siendo una referencia obligada en el desarrollo futuro de unas políticas económicas y sociales que tengan en cuenta el progreso y la defensa de estos valores. Este es el reto que tenemos que asumir todos. Sobre todo, el Gobierno, la izquierda y los sindicatos, ante unas “derechas” sin proyecto, sin alternativas y al margen de la realidad social. Por eso, en buena medida, los jóvenes deben tomar la palabra, asumir el reto que representa el presente y perfilar el futuro, con ilusión y esperanza, sin olvidar nuestra historia de la que forma parte, de una manera muy relevante, el 1º de Mayo.

1º de Mayo: memoria y conquistas, sin renunciar a la utopía